5º Encuentro África-España: Mujeres por un Mundo Mejor (y 4)
Valencia.- María José RUIZ- Lidia VILALTA
Periodistas de la XIDPIC-CAT /RIPVG
Xarxa Internacional de Dones Periodistes i Comunicadores/
Red Internacional de Periodistas con Visión de Género
‘Mi maestra dice que tenemos un país lleno de riquezas; sólo tenemos que ir a buscarlas... los beneficios de los mercados son cortos, los de la educación son a largo plazo’, porque ‘la educación es como una linterna que ilumina el camino’.
Éstas fueron algunas de las frases de la protagonista del corto de la directora Laura Mañá: ‘(A+B+C) El abecedario que escriben las mujeres’, rodado en Mozambique, un país del África austral, integrante de un continente donde 12 millones de niñas no están yendo a la escuela. Esas frases fueron a su vez corroboradas por algunas ponentes de la mesa sobre Educación, Cultura y Desarrollo y resumidas, con otro énfasis, por la ex ministra española de Educación Mercedes Cabrera, que se manifestó en varias ocasiones ‘encantada de moderar’ ese debate. Ella resaltó dos frases: ‘para no ser pobre hay que ir a la escuela, (pero) para ser maestra hay que aprender a enseñar’.
La importancia de la educación formal para las niñas y los beneficios del derecho a la igualdad de oportunidades con los niños del mismo hogar, lo explicó la Directora Ejecutiva de UNFPA (Agencia de Población de la ONU), Thoraya Obaid. Ella contaba que salió de pequeña desde Egipto hacia la Arabia Saudí con su familia y pudo desarrollar todas sus habilidades, gracias a su educación, en igualdad de condiciones con sus hermanos. En esta caso, su madre también jugó un papel importante porque ‘la educación de las mujeres, afirmó, cambia de veras el mundo’. ‘Debemos imponer los Derechos Humanos en nuestra vida cotidiana, prosiguió, porque, si educamos a nuestras niñas, podemos tener una Secretaria General de la ONU’.
La filósofa y Consejera de Estado Amelia Valcárcel transmitió de inmediato una corriente empática con las asistentes. Primero, al explicar que ella notó que España empezaba a cambiar, cuando los adultos comenzaron a preguntar a las niñas ‘qué querían ser cuando fueran mayores'’, es decir, ‘cuando empezaron a verlas como individuas que podían elegir sus propias vidas’. Cuando la igualdad entra en la vida de las mujeres y no sólo se asumen deberes, comienzan los cambios, afirmó.
Y, a modo de clase magistral sobre la vida cotidiana, prosiguió animando a la acción: ‘aunque nos descoloquen los cambios rápidos y los valores nuevos, siempre sabemos donde estamos’. Entre nosotras mismas nos reconocemos, prosiguió, hay una corriente de interés y simpatía porque ‘tenemos un marco de humanidad común y algo podemos hacer con él’ . ¿Qué tenemos en común África y España?, preguntó. Pues una guerra civil cercana, subrayó; aquí ‘porque habíamos progresado mucho, gracias a nuestro ‘Cuerpo Nacional de maestros y maestras’.... y fueron a por ellos y ellas... les fusilaron, les asesinaron... para volvernos a decir a las mujeres que debíamos estar en casa’... Valcárcel resaltó que la mejor forma para someter a la población es educar a los hombres y no a las mujeres. Pero ahora sabemos, continuó, que ‘la educación nos hace libres’ y ya no creemos en ‘la superioridad masculina’ .
Yo he cambiado mucho desde el Encuentro de Madrid (2007) explicó Valcárcel. Ahora veo una ‘enorme masa de libertad y democracia incorporada en ustedes’. Así que las animo a ‘dar el salto cualitativo’ para ‘globalizar las buenas ideas y las buenas prácticas’ y también porque ‘nos queremos mucho’. Sin el amor, nada funciona, subrayó y la educación es amor: quien estudia ama la verdad y el conocimiento.
¿Qué podemos hacer?, preguntó, ‘pues yo propongo hacer un Cuerpo Panafricano de Maestras’. La filósofa acabó entre aplausos afirmando que la cadena de libertad de las mujeres no se puede romper porque perderíamos todas: ‘ustedes nos apoyan apoyándose a sí mismas’, y les agradeció su presencia y la atención que le prestaron.
La ministra de Educación de Zambia, Dora Siliya, destacó que, aunque ella era parlamentaria, ‘en mi país todavía estamos recogiendo el agua; por eso debemos insistir en la importancia de la educación en las comunidades rurales’. Ella recordó las palabras de Wangari Maathai, quién insistió en el ‘rol central de la educación en la transformación total de la sociedad’ y que hay que ‘seguir dando pasos para transformar a las mujeres en ciudadanas’, pues ‘los que no tienen cultura son esclavos’. La Premio Nobel de la Paz había resaltado también que las lenguas son los transmisores de la cultura y había alertado a ‘no dejar que desaparezcan’.
La ministra de Zambia quiso subrayar también el consejo lanzado por el ex presidente Nelson Mandela quien mantenía que ‘cuantas más mujeres trabajen en el sistema educativo mejor, y por ello hay que dotarlo de presupuesto’. Y finalizó recordando a las presentes que ‘muchos pequeños esfuerzos hacen uno grande’.
La educación, de todas formas, fue un tema transversal en todas las mesas del Encuentro. La Fiscal contra la Violencia de Género en España, Soledad Cazorla, aludió a la educación como una de las formas de prevenir la violencia de género. Para la senegalesa Adrienne Diop, Comisaria de Desarrollo Humano y Género de la Comunidad Económica del África Occidental (ECOWAS-CEDEAO), la educación en todos los ámbitos es una de las formas de integrar a las mujeres que están trabajando en la economía informal. En Ghana 11.000 mil niñas dejan el colegio al año a causa de un embarazo no deseado, según explicaba la Vicepresidenta de IPAS para África, Eunice Brookman, y la única manera de frenarlo es educando a las niñas.
Y es que dos terceras partes de los 900 millones de personas analfabetas que existen en el mundo son africanos y las mujeres son las más afectadas.
Dos constantes en las observaciones de las mujeres africanas fueron que las desigualdades entre hombres y mujeres no podían seguir aumentando y que, junto con la educación, era imprescindible que se produjera un cambio de mentalidades. Así lo mantenía Graça Machel, al animar a esas mudanzas: ’necesitamos nuevas infraestructuras mentales, cambiar las mentalidades (y) actuar de manera distinta’. ‘Esto es lo que nuestra generación puede hacer para agradecérselo a la anterior y preparar la siguiente’, puntualizaba la Presidenta de la Fundación para el Desarrollo de la Comunidad, de Mozambique.
Siby Ginette Bellegarde, Ministra de Educación Superior de Mali analizaba que, en la escasa escolarización de las niñas de su país, influían diversos aspectos: la distancia a la escuela, la obligación del trabajo en el hogar, el desconocimiento de la lengua de la enseñanza, los nacimientos prematuros y el nivel económico de los padres. Por ello, su país había aprobado un Programa sectorial de inversión ‘que dotaba a la educación con 30% del Presupuesto Nacional’. También planteó la siguiente observación: ’sabiendo que una niña escolarizada garantiza que sus hijos también lo estarán, ¿no tendríamos que discriminar a favor de las niñas?’.
Las participantes africanas seguían proponiendo ideas. Margaret Sitta, Ministra de Desarrollo de Tanzania recomendó dos acciones: crear en la ONU un organismo cualificado y con autoridad competente para la acción en temas de género, en parternariado entre España y África, como también trabajar conjuntamente por la educación, la mortalidad materno-infantil, la violencia hacia las mujeres y el VIH/SIDA en África.
Genoveva da Conceiçao Lino, Ministra de la Familia y Promoción de la Mujer en Angola, alertó que hay que quebrar tabúes, sobretodo los que indican que el VIH/SIDA y la prostitución son 'problemas femeninos' y planteó exigir que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades y condiciones de igualdad en educacion y cultura.
La argelina Hassiba Boulmerka, Premio Príncipe de Asturias de Deporte, contó que cuando obtuvo el título de 'Campeona del Mundo de Atletismo' se convirtió en objetivo de los radicales islámicos de su país, que la amenazaron de muerte. ‘Entonces entendí que vivía en una sociedad llena de prohibiciones: por ley o por la religión’. Pero decidió continuar con su carrera deportiva, porque ‘el deporte es también un derecho’ afirmó. Concluyó alertando que no se puede olvidar que ’la educación modela la cultura, por eso tenemos que cambiar los valores culturales que transmitimos con la educación’.
La soprano y Premio Príncipe de Asturias del Arte, Barbara Hendricks, afirmó que hay que enseñar Derechos Humanos a los niños y niñas para que respeten a los demás. Y para ellos y ellas pidió respeto y cultura. Y coincidió con la convicción de la keniana Maathai, al indicar que ‘la lengua es cultura; la lengua es la que transforma la condición humana de una generación a otra’ porque 'es la manera en la que se expresa el corazón y el alma’ de forma simultánea, expresó.
Hendricks recordó el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 ‘todas las personas nacemos iguales’ para, a continuación, interpretar la canción Freedom (libertad) que hizo vibrar a todas las presentes, que la aplaudieron de pie.
Estuvieron presentes en el Encuentro las presidentas de Hispasat-España, Petra Mateos, y la de Microsoft-España, Rosa García. Para la primera, son fundamentales las tecnologías de la información y la comunicación (TICS), ‘que permitirán mejorar la agricultura y la educación en África. Y la conectividad a la red ayudará al empoderamiento de las mujeres mediante servicios como la tele-enseñanza’. La directiva de Microsoft, Rosa García, tiene claro que ‘el impulso a las nuevas tecnologías en África pasa por el aumento no solo de los microcréditos, sino también de la educación’.
Precisamente por la importancia de la educación de las niñas, España apoyará la creación de un Cuerpo Panafricano de Maestras para los distintos países, cuyo Programa lo desarrollará la Universidad Nacional a Distancia. Porque ‘nadie tenderá por nosotras los puentes de la igualdad’’ y porque ’no podemos permitir que la crisis se convierta en una máscara más de la discriminación, o en otra coartada para apartar a las mujeres', resaltaba en la apertura de este V Encuentro la vicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega.
La propuesta ya consta en la Declaración de Valencia y será uno de los temas a tratar en la siguiente reunión en Namibia en 2011.
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